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El cuarto desordenado

Crítica: La Isla Siniestra (2010)

Actualizado: 27 abr 2021

El agente Edward Daniels y su compañero llegan a la isla Shutter para investigar una desaparición. Desde que “Teddy” pone un pie en el hospital de Ashecliffe para criminales dementes el proceso de investigación se torcerá, en todo sentido. Ligeramente al principio, pero poco a poco la locura rodea y consume a Daniels, difuminando la noción misma de realidad, en este thriller magníficamente construido por Martin Scorsese.


No se puede hablar de La Isla Siniestra sin pensar en su final, ya que el plot twist recontextualiza toda la película, por lo que entramos a Spoilers


Ver y sentir la demencia: Martin Scorsese hace uso de su inacabable habilidad como director para sugerir la demencia de Teddy Daniels desde la imagen inicial, donde lo vemos enfermo por “El viaje en bote”. Desde ahí todo plano refuerza la idea de que hay algo no es lo que parece. Su compañero Chuck no sabe manejar su arma, los guardias y enfermeras lo miran suspicaces, a nadie le interesa el caso y muchos, muchos más indicios, que son matizados debido a la punto de vista subjetivo de Teddy; en el que se ancla el film, que cree a ciegas que en Ashecliffe sucede algo turbio. Sumado a la iluminación saturada, los colores verdes y rojos, los movimientos de cámara abruptos, las escenas de alucinaciones y la edición agresiva, el espectador toma la posición de Daniels, sintiendo la angustia de no poder diferencia realidad de fantasía.


Fuego, Agua y simbolismo: La dualidad entre realidad y fantasía se visualiza en el motivo del agua y el fuego. La tormenta retiene a Teddy en la isla, dándole la oportunidad de avanzar al segundo acto y a descubrir la verdad. El agua lo arrastrará hacia la luz, despertándole de sus sueños, dándole la oportunidad de encontrar al bloque C de pacientes más peligrosos y, por supuesto, rodeando el misterioso faro donde ocurre el clímax. Por otro lado, el fuego representara su locura, haciéndose carne en el pirómano Andrew Laeddis, iluminando a la imaginaria doctora Rachel Solando e incentivando su locura; un fosforo a la vez, sus delirios durante su charla con el esquizofrénico George Noyce. Dualidad que tiene su raíz en la revelación del pasado de Teddy y su esposa.


El trato hacia un enfermo mental: Debajo de la montaña rusa del thriller, La Isla Siniestra muestra diferentes tipos de tratos que se puede tener con una persona con enfermedad mental. El espíritu altruista pero manipulador del doctor Cawley, el apoyo fraternal de Chuck, el claro desprecio Doctor Naehring o el brutal trato de igual a igual del director son representaciones de la actitud tomada hacía personas que la sociedad a considerado perdidas. Además, el trato hacia Teddy y la sobrecogedora prueba a la que es sometido dejan en el aire preguntas sobre la ética del trabajo con enfermos mentales y el poder al que son sometidos.


¿Y tú qué piensas? ¿Has visto La Isla Siniestra? ¿Qué escena te impacto más? ¿Qué otra película de suspenso nos recomiendas?

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