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El cuarto desordenado

Representación de género en la bicicleta de los Huanca


Andrés Zegada Moscoso

Recuerdo ver por primera vez La Bicicleta de los Huanca (2007) en una proyección realizada en el parque Bolívar: bandas ensayaban para la entrada de la virgen a algunos metros, el proyector mostraba el film en una enana lona cuadrada, el ya de por si mal audio era lanzado por un antiguo par de parlantes. A pesar de todo, las personas se aglomeraron en múltiples filas; tanto en sillas como de pie detrás de ellas, para ver el clásico que Roberto Calasich dirigiera originalmente como una serie en 1987. El relato centrado en la vida de los habitantes Pucarani caló hondo en una sociedad que iniciaría profundos cambios con la figura del indígena como eje principal. Pero la cotidianidad rural de la que se nutre la historia refleja también las costumbres y concepciones bajo los que se construyen las identidades de los hombres y mujeres indígenas. Después de todo, una historia en que un hombre se viste de cholita tendrá algo que decir sobre las representaciones de género.


La Bicicleta de los Huanca narra los conflictos de Heleuterio Huanca y Silverio “Choque Chan”. El primero, considerado el borracho del pueblo, busca labrarse un nombre ganando una carrera de bicicletas. El segundo trata de reconquistar el amor de Severina, prometida de Heleuterio. La aventura de estos Montesco y Capuleto de Pucarani se envuelve con la historia de Jimmy, un ciclista profesional que al transportar cocaína en su luna de miel, termina enamorando a la joven Marcelina, hija del alcalde de la comunidad. A nivel temático la película habla de amor y orgullo. Estructuralmente es un tanto más compleja: es una película coral (que tiene múltiples protagonistas) y sabe darle a cada subtrama su lugar, construyendo con algunos diálogos bien posicionados personajes empáticos a la vez que profundos. Si bien lograron superar la falta de presupuesto y las dificultades que conlleva filmar en el campo con un gran juego de composición y producción musical, es sin duda son los personajes lo que estableció la obra de Calasich como un clásico.


Es en los personajes donde observamos lo que la película entiende como representaciones normales de género. “Normales”, entendido como una categoría de análisis del film, para señalar los elementos narrativos que los personajes de la historia no se cuestionan jamás. Un ejemplo: el cura del pueblo se pasa la película sermoneando a los demás habitantes, juzgándolos y diciéndoles que hacer, si bien algunos momentos cómicos son presentados a expensas de la dignidad del cura, su autoridad jamás es cuestionada, ningún personaje lo confronta y nadie le dice a él que hacer, incluso el alcalde de Pucaraní agacha la cabeza ante el cura, es decir, dentro de la película es “Normal” que él sea la máxima autoridad. Esta representación del personaje del cura no es casual, refleja el arraigado sentimiento religioso de las comunidades rurales de la época, que se traducía en autoridad y prestigio a los miembros de la iglesia. Entonces ¿Cuál es la “Normal” representación de género en la película?


El primer elemento a resaltar es la representación de roles entre hombres y mujeres. Todos los personajes femeninos; excluyendo a la novia de Jimmy por ser foránea de la localidad, son presentadas casi exclusivamente trabajando en tareas del hogar: Severina lava ropa y construye el muro, Antonina sirve bebidas para su prometido Silverio y su sobrino Satuco, Marcelina se encarga de cuidar las ovejas. Además las mujeres de la obra Calasich se la pasan hablando de hombres y de amor. En contraste, los personajes masculinos rara vez se les ve trabajando, Heleuterio es un borracho, por lo que tiene sentido, pero Silverio se pasa el día practicando Kung fu, su sobrino anda de un lado al otro presumiendo su bici y acosando mujeres, el alcalde es ridiculizado en la historia como un tipo que escribe discursos e invita alcohol a sus amigos. Luego están Gumersindo “Gummer” el chofer de camioneta y Wacho el bravucón, al primero se lo ve conducir, pero nunca trae o lleva nada de la comunidad, es más caracterizado como el charlatán del pueblo que como chofer, el segundo sí que trabaja, quitándoles el dinero a los demás. Los hombres pasan su tiempo buscando la gloria o el placer, a menudo intereses contrapuestos: Heleuterio quiere ser respetado pero también quiere chuparse en cada, Silverio quiere conquistar a Severina pero su orgullo se lo impide, Gummer trata de mantener apariencias mientras gana dinero fácil, incluso el conflicto de Jimmy es entre pasarla bien con Marcelina o enfocarse en la tarea de trasportar droga.


Lo que los roles de género “Normales” de la película nos muestran es la marcada separación entre las mujeres, que pertenecen al hogar y deben aspirar a amar y ser amadas; relegadas de esa forma a un rol en general pasivo (Exceptuando a Marcelina que activamente decide estar en secreto con un hombre mayor y casado ¿Hurra?), y los hombres, que deben cumplir su deber mientras buscan el placer en cada esquina. La historia se nutre de estas problemáticas reales pero no las cuestiona, los personajes femeninos están contentas de su rol pasivo y los hombres no se cuestionan las consecuencias de sus acciones.


Cuando los personajes interaccionan se observan otras facetas y lo primero que resalta es la normalización de la violencia. Aclarar que La Bicicleta de los Huanca se vale de la comedia física, pero hay que entender de quien se está riendo y porqué. No toda comedia es creada igual. En este aspecto la película no discrimina, todos reciben una cachetada de alguna forma: peleas callejeras entre dos hombres, un hombre violentando a su pareja, un adulto golpeando con la escoba a un menor, cantidades ingentes violencia sexual, principalmente hacia la mujer pero también hacia Heleuterio vestido de mujer. Todo es mostrado en tono jocoso, reflejando la normalización de la violencia en las poblaciones rurales de la época. Si la audiencia se ríe de la caída de Silveria de la bicicleta de la misma forma en que se ríe del intento de Satuco de violar a Marcelina tenemos un problema.


Pero no toda representación de género es mala, ahora tenemos que hablar de la única e inigualable Remedios Huanca. Para ganar la competencia de bicicletas, Heleuterio se viste de polleras y se hace pasar por su prima ficticia Remedios. Este personaje, en contraste con los otros personajes femeninos, no se desvive pensando en hombres, pero tampoco niega su sexualidad, les hace frente sin tapujos a los hombres que solo la ven como un objeto de placer y tampoco tiene pelos en la lengua para desafiar a sus compañeras cuando la acusan de ser una rompe hogares. Sus características hicieron que Remedios no fuera Heleuterio con pollera, sino un personaje completamente distinto y dice algo que sea ella el personaje femenino más recordado y apreciado de la película, pues se aleja del rol pasivo que se le asignan a las demás mujeres de film, que solo esperan el amor y soportan los abusos de sus parejas por ello.


Además, la presencia de Remedios en Pucarani da luces sobre las representaciones Queer en el ámbito rural. Sorprendentemente a nadie le parece extraño que un hombre se vista de mujer. Cuando Heleuterio se ve obligado a revelar su secreto a Gummer o el alcalde ambos responden con un simple “vaya, habías sido tú”, a pesar de que ambos mostraron abiertamente interés por remedios, la revelación de que estaban deseando a un hombre no afecta en nada su masculinidad. Contrastemos esto con Mrs Doubtfire (1993), en que la revelación de que el personaje de Robin Williams se travistió genera profundos conflictos en su círculo cercano, o Ace Ventura (1994), en el que descubrir que un personaje femenino es transexual, provoca vómitos tanto al protagonista como a los extras que observan la escena. Desconozco si la razón proviene de una posición más comprensiva en las áreas rurales hacia el travestismo o si solo provino de Calasich, pero es algo positivo a resaltar.


Con todo lo anterior dicho, alguien podrá decir que diseccionar así una comedia le quita el chiste y… sí, puede que tenga razón, debí haber puesto una advertencia al principio. Pero analizar las representaciones de género en los medios que consumismos nos ayuda a entender que consideramos y no consideramos aceptable, especialmente en comedias, que corren el riesgo de normalizar prejuicios o injusticias. La Bicicleta de los Huanca, siendo una de las pocas obras que no solo tiene aclamación mayoritaria en el público boliviano a la vez que muestra las vivencias de comunidades rurales, se convierte en una ventana invaluable para entender como los bolivianos provenientes y descendientes de estas comunidades se ven, que comportamientos normalizan, que aspiraciones tienen o que prejuicios acarrean. La película fue presentada hace más de veinte años, la gente que la vio de niño empieza a ostentar cargos de poder, a producir discursos y narrativas. Cabe preguntarse ¿Cuánto hemos y cuánto no hemos cambiado en nuestras representaciones de género desde entonces?

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